martes, 8 de mayo de 2012

Comunicado 1 mayo

Prosperidad burocrática vs
Revolución Democrática


“Seguridad y prosperidad democrática”, frases miles de veces machacadas por radio, prensa y TV para ocultar las evidentes políticas de Santos, que como las de todo gobierno de este caduco y podrido Estado, sirven sólo para los dueños del gran capital y el latifundio, y las consiguen a costillas de represión y explotación al pueblo trabajador.


Hacer de Colombia un paraíso para el gran capital

En este gobierno se han presentado los registros históricos más altos de inversión extranjera, de exportación petrolera y minera, de ganancias de banqueros, que contrastan con que más de la mitad de las masas del país padece la pobreza, cerca del 70% de los trabajadores son informales (viven del rebusque), casi 3 millones ni siquiera consiguen trabajo y en el campo la inmensa mayoría de los propietarios (el 93%) son mini y microfundistas. ¿Por qué?
El actual gobierno basa su política económica en la inversión del gran capital imperialista y local, de ahí su continuación de la "confianza inversionista" e impulso a sus "locomotoras", políticas para garantizar a las multinacionales (Pacific, GM, Ecopetrol, Exxon Mobil, Endesa, EcoOro, etc.) grandes ganancias, ¿Cómo? Sobreexplotando cada vez más a trabajadores colombianos, por ejemplo con las llamadas cooperativas de trabajo asociado (CTA), despojando tierras a campesinos, pagando paramilitares para masacrarlos (recordar caso Chiquita con comprobada financiación del paramilitarismo, Urapalma) saqueando y contaminado recursos naturales vitales, constriñendo la pequeña y mediana empresa, a costa del sudor y sangre del pueblo y arruinando el conjunto de la nación.

A este saqueo sirve y lo promueve orgullosamente el Estado. Las clases dominantes se lucran con él, a la vez que el gran capital se siente en el paraíso con bajos impuestos, ínfimas regalías, mano de obra barata, licencias ambientales fáciles, estabilidad jurídica, y seguridad para sus jugosos negocios.

Éste es el camino burocrático, el camino del gran capital monopolista principalmente imperialista pero también local, de los grupos de la gran burguesía: Sarmiento Angulo, grupo Bolívar, Santo Domingo, etc.

Por eso el TLC fue ratificado por Obama en Cartagena (Cumbre de las Américas) bajo el supuesto del cumplimiento de las garantías laborales exigidas hipócritamente desde EEUU, que servirá a la principal potencia imperialista que nos domina, para reafirmarse como primer inversor de capital y destino exportador (léase saqueador) de nuestro país. También le servirá a quienes invierten en el país, exportan mercancías y hasta capital, que no son ni serán pequeños ni medianos empresarios o campesinos, pues para ellos no es posible ni financiera ni logísticamente hacerlo; esto sólo está en manos de la gran burguesía y las multinacionales imperialistas, que con su músculo financiero y dominio político de los Estados, controlan el comercio mundial y las ganancias.

Estos tratados han cobrado mayor relevancia en la medida que el sistema económico imperialista está sumido en una crisis desde hace ya más de 3 años y requiere levantar cabeza descargando las pérdidas económicas sobre las masas de sus propios países, así como de las semicolonias, elevando las tensiones sociales, como se evidencia en Europa (Grecia, España, Portugal, Francia, Rumania, Inglaterra), en EEUU, en Colombia y todo el planeta, estallando de diversas formas: ocupaciones de plazas, marchas, huelgas, y lo más relevante: ha generado condiciones que llevarán a mayor desarrollo de las Guerras Populares hoy en marcha en Perú, India, Filipinas, Turquía, y al inicio de nuevas.


La penetración del Capitalismo Burocrático en el campo

El camino burocrático en el agro es el camino terrateniente, preservar y hasta profundizar la gran concentración de la tierra y, con base en esa gran propiedad latifundista, la sujeción del campesinado y el poder gamonal, ampliar la penetración del capitalismo burocrático en el campo, a través de la agroindustria principalmente. Por eso es que han dado vía libre a la concentración de las Unidades Agrícolas Familiares (UAF) para sus "proyectos especiales empresariales" legalizado ya en su Plan Nacional de Desarrollo.

También por eso es que su demagógica ley de restitución defiende la permanencia de los proyectos agroindustriales de palma, cacao, caucho, entre otros cultivos que han sido implantados a la fuerza por el imperialismo, la gran burguesía y los terratenientes, mediante ejércitos paramilitares y artimañas jurídicas (con las que ahora para legalizar el despojo denominan a los usurpadores: compradores "de buena fe"), obligando al campesino básicamente a sujetarse a estos proyectos o desistir de recuperar su tierra.

Así mismo, a través de su política de formalización y subsidio de tierras, están impulsando "asociaciones" en que entregan minifundios que no le alcanzan para sobrevivir al campesino, pero que lo amarran a un proyecto agroindustrial del cual supuestamente son "socios empresarios", cuando en realidad son mano de obra barata y sujeta (como el reciente caso “hacienda de las Catas” en Córdoba entregada a 300 familias bajo condición de continuar ligadas al cultivo de caucho y cacao al servicio de la agroindustria de la región, en manos del grupo empresarial antioqueño). Quieren ilusionar y corporativizar al campesinado, aplacar su lucha por la tierra entregándole el talismán de los títulos de propiedad y atándolo a créditos en favor del capital financiero, que aprovechando el atraso rural y la poca tierra con que cuenta la gran mayoría de productores, terminará apoderándose de ellas vía hipoteca, como ya ha sucedido en años anteriores con las llamadas “reformas agrarias” impulsadas por el Estado.

En síntesis, su política de tierras apunta a mayor penetración del capitalismo burocrático en el campo, evolucionando la semifeudalidad sin tocar sus bases reaccionarias: latifundio, servidumbre y gamonalismo. Con esto se sigue impidiendo el desenvolvimiento libre y democrático del campesinado, pues no se ataca la base del problema que es la gran concentración de la tierra, y en cambio sobre ella se levanta capital monopolista en el campo que extrae sus riquezas al servicio del imperialismo (café, banano, flores, etc.) y la gran burguesía. El campo sigue en la miseria, el atraso -del cual se sirven las clases dominantes- se perpetúa y no se da un desarrollo en función de las necesidades nacionales.


Seguridad y paz a los megaproyectos y represión para el pueblo

El Estado, para garantizar mayor saqueo y explotación ha fortalecido su columna vertebral, las fuerzas armadas, que hoy ya alcanzan casi medio millón de hombres y un presupuesto de cerca del 6% del PIB, en términos relativos uno de los mayores del mundo. Su interés principal está enfocado en garantizar la seguridad en el campo para la extracción petrolera y minera y los proyectos agroindustriales. Su “nueva estrategia”, como las anteriores, ha sido establecida bajo el mando del ejército yanqui, cumpliendo así la fuerza armada su papel de ejército de ocupación al servicio del imperialismo, la gran burguesía y los terratenientes, defendiendo los megaproyectos del gran capital (El Quimbo, Marmato, Campo Rubiales, la Colosa, megacultivos de banano y palma, etc.) con mayor represión contra el pueblo que lucha por sus derechos a la tierra y al aprovechamiento racional de los recursos naturales para la gente trabajadora, para la nación.  

Como parte del fortalecimiento de la represión, el Estado legisla para ampliar el fuero militar, con miras a tapar aún más los asesinatos de las masas por las fuerzas armadas, y conserva estructuras paramilitares que actúan, como siempre lo han hecho, en coordinación con éstas para asesinar líderes del pueblo y generar terror en lo amplio de las comunidades.
Simultáneamente se la juegan por negociaciones de paz con las guerrillas, para pacificar el campo y saquearlo más fácil. Aprovechan la política de una guerrilla que por sus objetivos y programa encajará perfectamente en este Estado, pretendiendo realizar reformas socialdemócratas, que logren aglutinar diferentes fuerzas políticas, pero carentes de un programa que apunte a la construcción de una sociedad sin propiedad privada, sin clases sociales, sin explotación, que no apunta a ningún socialismo ni mucho menos al comunismo, dos palabras con las que suelen traficar.

Y no bastándoles con fuerzas armadas, sus aparatos ideológicos además de promover el individualismo, difunden por todos los medios que la violencia sólo puede y debe ser usada por el Estado para conservar el orden establecido, que no hay lucha de clases, que éste es un “gobierno de los campesinos” que va a hacer una "revolución agraria pacífica", que las ideas revolucionarias son anacrónicas (¡anacrónica la semifeudalidad!), que el marxismo no es válido -como dijo el papa en su reciente visita a América-, o tratan de dividir al pueblo en bandos en la lucha entre uribistas y santistas, que son sólo pugnas entre las clases dominantes, diferencias en la forma, en el estilo de cómo explotar y someter al pueblo.


Pero el pueblo resiste y prepara la revolución democrática

Las masas realizando bloqueos, marchas, asonadas, en resistencia contra el saqueo y la explotación de los grandes burgueses, han conseguido entrabar el despojo petrolero y minero, mejorar condiciones para los obreros, detener la reaccionaria ley de educación, entre otras reivindicaciones. Hoy no es más amplia y de mayor alcance la resistencia porque, a falta de una organización clasista, democrática, independiente, radical y revolucionaria de las masas, que impulse y organice su lucha, el revisionismo y el oportunismo (armado o no) han canalizado y apaciguado su lucha en campos y ciudades en función de sus intereses burocráticos.

Ahora, cuando la guerrilla, con su fracasada línea política se ve cada vez más aislada de las masas y golpeada militarmente, en un costoso (para las masas) regateo armado con el Estado busca conseguir mayores prebendas y al entregar las armas pasar a la vía electoral y participar de la repartija burocrática dentro del viejo Estado, lo que hará ver más claramente al pueblo que ésta no representa sus intereses, razón principal de la debacle de estos grupos.

Pero a pesar de que revisionistas armados y no armados seguirán catapultándose con las luchas del pueblo, éste retomará su propia experiencia de lucha para el inicio de la Guerra Popular. El proletariado consciente está organizando su Partido, el Partido Comunista como primer paso en preparación de la guerra del pueblo, no con militarismo que aniquila la iniciativa del movimiento popular, sino con masas organizadas y armadas dirigidas por el Partido; no con burocratismo y reformismo que usa la violencia y hace pagar gran costo a la masa por migajas y puestos en el viejo Estado, sino Guerra Popular para derrumbarlo, con masas ejerciendo el nuevo Poder democrático.

Con el camino burocrático, el del gran capital y el latifundio, impulsado por el actual Estado burocrático-terrateniente, la tierra seguirá concentrada en manos de los terratenientes y sus ejércitos seguirán teniendo el poder para someter al campesinado;  el gran capital seguirá dominando la industria, saqueando la nación en campo y ciudad para producir en beneficio del imperialismo y la gran burguesía; el capital nacional será más constreñido; los obreros y la pequeña burguesía serán más explotados y las mayorías cada vez más seguirán obligadas a vivir del rebusque. En pocas palabras, con el camino burocrático, seguiremos pobres y sojuzgados a pesar de la tenacidad de nuestra gente y la riqueza de nuestra tierra.
Con el camino democrático, el camino del proletariado, el campesinado, la pequeña burguesía y la burguesía nacional, dirigido por el Partido Comunista (hoy en formación), el poder será para el pueblo, se confiscará el latifundio y dará la tierra al campesinado, se confiscará el gran capital imperialista y del capitalismo burocrático y se impulsará el pequeño y mediano capital en favor del desarrollo de la nación, poniendo al mismo tiempo bases para el socialismo. En pocas palabras, transitando el camino democrático, nuestro pueblo y nuestra nación serán prósperos y soberanos.

El pueblo requiere potenciar sus luchas, hacerlas cada vez más beligerantes, más radicales en sus objetivos y en sus métodos, romper el legalismo burgués al que algunos dirigentuchos han postrado al movimiento sindical y social, llevando a la conciliación con nuestros enemigos de clase: los grandes burgueses, los terratenientes e incluso los imperialistas. La labor de reconstituir el movimiento sindical, el movimiento campesino, estudiantil, debe pasar por su democratización, por avanzar en su independencia del viejo Estado, por la lucha certera para alcanzar sus reivindicaciones concretas y por el establecimiento de programas democráticos revolucionarios. Por eso llamamos a obreros, campesinos, estudiantes, intelectuales, jóvenes, mujeres y a todos los sectores del pueblo a tomar este camino, formándonos en el marxismo que hoy es marxismo-leninismo-maoísmo y aportes de validez universal del presidente Gonzalo para aplicarlo y desarrollarlo en medio del vínculo directo con los sectores en lucha.

Este primero de mayo, día internacional de la clase obrera, saludamos a todo el pueblo colombiano y lo convocamos a desarrollar el camino democrático elevando la organización y lucha en todos los frentes: obrero, campesino, barrial, estudiantil, etc., a potenciar la lucha popular, que desborde la legalidad y especialmente, siguiendo el ejemplo de las Guerras Populares en el mundo, aplicar creadoramente el maoísmo y los aportes de validez universal del presidente Gonzalo para impulsar la reconstitución del Partido y dar inicio a la Guerra Popular por la revolución de nueva democracia, el socialismo y servir así de base de apoyo para la revolución proletaria mundial que nos llevará al comunismo.



¡Contra la profundización del atraso y saqueo de la nación, resistencia popular, reconstitución del PCC para el inicio de la Guerra Popular!
¡Impulsar, unir y organizar al pueblo en la lucha por sus reivindicaciones económicas y políticas!
¡Viva el marxismo-leninismo-maoísmo y los aportes de validez universal del presidente Gonzalo, avanzar en su aplicación concreta y creadora para hacer la revolución en Colombia!
¡Por la paz para el pueblo y NO para la reacción! ¡Avanzar los planes por la sociedad de nueva democracia, el socialismo y el comunismo con Guerra Popular!
¡Viva el 1° de Mayo rojo, internacionalista y revolucionario!


1° de Mayo de 2012