miércoles, 1 de mayo de 2013

Comunicado 1ro de Mayo (2013)

                                                                                   ¡Proletarios y pueblos del mundo uníos!


LOS DIÁLOGOS DE PAZ son parte del camino burocrático del Estado. Reconstituir el Partido  Comunista de Colombia y preparar la Guerra Popular es el camino democrático del pueblo. 


Se grita a los cuatro vientos: por fin en Colombia “habrá paz”, llegó la hora del “desarrollo rural”, de darle “fin al derramamiento de sangre”, habrá “mejor vida para los colombianos”; una mentira tras otra repetidas tanto por las FARC y sus seguidores, como por el gobierno actual! Unos y otros plantean en esencia mantenerse alineados en esta “democracia” de grandes burgueses y terratenientes, sin transformar los cimientos que generan la opresión y explotación del pueblo colombiano. 

Esos “diálogos de paz”, como la propuesta de “Asamblea Constituyente”, ya fueron vividos por el pueblo en los años 90 sin cambios reales para las masas populares, ya que sirven a diferentes intereses menos a los de la gran mayoría del pueblo colombiano. Al gobierno le conviene tener un campo libre de guerra para permitir que los megaproyectos (mineros, energéticos, agroindustriales, etc.), continúen penetrando, saqueando y explotando la población y los recursos naturales de manera más fácil y segura para sus intereses y los del imperialismo. Además “le queda muy bien” pintarse de democrático al sentarse a conversar con la oposición armada más fuerte en las ultimas décadas y aprovechar la situación para obtener una amnistía general para sus genocidas fuerzas armadas, causantes de miles de muertes a masas populares. 

Por eso, desde sus inicios, el gobierno como títere del imperialismo yanqui, ha acatado su mandato de impulsar las negociaciones con las “molestas” guerrillas, que dificultan el libre desarrollo de sus planes. 

Pero la guerrilla no se queda atrás. El mayor alcance de sus propuestas es garantizar su plena inclusión en este podrido Estado, que desde sus cimientos sirve y es controlado por las clases dominantes. Lo que están concertando en La Habana es ganar una que otra prebenda y cargo burocrático, no la transformación sustancial de las condiciones de vida de las masas en el país. Su oportunista concepción del Estado, los lleva a seguir como ejemplo el modelo reformista y asistencialista de Chávez, a defender los intereses de la gran burguesía burocrática; en ningún momento buscan destruir este Estado burocrático-terrateniente ni construir un Estado de obreros y campesinos. A lo sumo plantean un cambio en la forma de explotación y opresión de las masas, un cambio de régimen, de modelo, ¡como si bajo el Capitalismo de Estado las condiciones de las masas cambiaran radicalmente y como consecuencia, el blanco de la revolución fuera el Neoliberalismo! Su lucha no es contra la semifeudalidad, la semicolonialidad y el capitalismo burocrático. Su interés es claro: que sea el gran capital monopolista estatal el que dirija la economía, entrando ellos a hacer parte del Estado para poder usufructuarlo. 

Cuando las FARC han tenido la posibilidad de transformar las relaciones sociales y de producción, y de generar nueva cultura, no lo han hecho. En lugar de formar bases de apoyo donde se construyera nuevo poder y en donde las masas tomaran en sus manos las riendas de la nueva sociedad, han aplicado políticas como el cobro de impuestos a terratenientes, narcos y multinacionales, que en nada sirven a resolver los problemas sociales y ambientales que éstas generan. Tampoco han promovido en hechos la producción nacional en detrimento de la ganancia imperialista, mucho menos han mejorado la educación y la salud en las bastas zonas bajo su control militar; lo común es la proliferación en muchas de ellas de el narcotráfico, los secuestros o el cobro de tributos a mineros, lo que evidencia su degeneramiento político y su incapacidad de apoyarse en sus propios esfuerzos y en las masas. Si en amplios territorios que dominaron con las armas no llevaron adelante una transformación social, mucho menos podemos esperar que en su participación legal electorera vayan a hacerlo. No olvidemos la historia: hasta la más “limpia” de las elecciones, es sólo un instrumento de las clases dominantes para hacer pasar su dictadura como democracia. 

Su planteamiento de desarrollo rural no elimina el latifundio, ni el poder gamonal. Las zonas de reserva campesina que proponen no modifican la distribución de la tierra, ni las relaciones de servidumbre, a lo más garantizan algunos derechos al campesinado, gestión de proyectos, organizándolo en torno a políticas del Estado y aplacando su lucha por la tierra. Tampoco son antiimperialistas, son a lo sumo anti-yanquis, y en la misma línea de los gobiernos oportunistas de Cuba, Venezuela, Ecuador y otros, terminarán sirviendo a una u otra potencia imperialista. 

Igual que en estos países, lo que buscan es reformar la democracia burguesa, para poder participar con mayores dádivas en la farsa electoral. Revisan permanentemente los principios del marxismo, mientras se jactan de ser los representantes del pueblo, y carecen de un análisis de clases que les permita identificar con claridad amigos y enemigos. Sus aspiraciones no son las de las grandes mayorías. Se limitan a reformas, en sus propias palabras: “de lo que se trata es de ser serios, de proponer cosas sensatas, de ser pragmáticos y aspirar tan solo a lo que la oligarquía está dispuesta a conceder” (FARC-EP, comunicado del Secretariado del Estado Central, 22 de Sept. de 2012). 

Esta “paz” responde al camino burocrático de la reacción, el imperialismo y el revisionismo, que sirve para reestructurar el Estado y para desviar al pueblo del camino de la Guerra Popular. Mientras tanto la recesión, el aumento del despojo, de la concentración de riquezas, ha llevado a mayores protestas dentro y fuera del país; basta ver la huelga en el Cerrejón, el paro cafetero, las luchas contra la minería, contra la falta de servicios públicos, entre otras. Hay quienes argumentan que una vez se firmen los acuerdos, se abrirán más los espacios democráticos, pero la historia ha demostrado que este Estado no duda en emplear violencia reaccionaria contra el pueblo si este llega a obstruir el enriquecimiento y poder de las clases dominantes. Para nosotros es claro que debemos promover y dar perspectiva revolucionaria a estas luchas populares para preparar la guerra popular, que hoy se concreta en reconstituir el Partido del proletariado que la dirija. 

Sin solución a los verdaderos problemas de las masas, sin acabar la explotación, sin que el pueblo tenga el PODER, no habrá paz. En Colombia se requiere iniciar y desarrollar una revolución agraria que destruya el latifundio y acabar el saqueo por parte del gran capital. Los Partidos Comunistas en el mundo que desarrollan guerras populares confirman que este es el verdadero camino del pueblo; las masas en India, Perú, Turquía y Filipinas están construyendo nuevas relaciones, nueva cultura; con las armas en la mano han expropiado a los grandes dueños de la tierra, han aumentado la participación de la mujer en medio del proceso de emancipación del conjunto de la sociedad; se sostienen gracias a sus propios esfuerzos y edifican el futuro dando el poder a las masas trabajadoras, sirviendo a la revolución proletaria mundial. 

La Organización Maoísta sabe que ha sido la lucha y no la conciliación la que ha permitido al pueblo mejores condiciones, no han sido de ninguna manera las dádivas de las clases dominantes. Rechazamos que se usen las reivindicaciones de las masas para corporativizarlas con fines electoreros. El pueblo quiere paz, pero la lucha es el único medio para conquistar una vida mejor, como precisamente lo recordamos cada el 1º de mayo. El pueblo va a seguir luchando y, como siempre, a través de esa lucha va a conseguir bienestar, felicidad y una verdadera paz. Sin el Partido Comunista militarizado, en cambio, no se logrará la transformación revolucionaria de la sociedad. Luchemos por reconstituir, sobre la base de las luchas y de la experiencia de nuestro pueblo, el Partido del proletariado que dirija a las masas hacia su liberación. 

Llamamos al pueblo colombiano a impulsar su organización clasista por sus reivindicaciones, independientemente del Estado (y de cualquier partido politiquero, incluido el que funden las Farc con otros oportunistas), transformar décadas de infructuosa lucha armada en Guerra Popular, que hemos de iniciar en cuanto se reconstituya el Partido Comunista, y una vez izadas las banderas, jamás deberán ser arriadas hasta la victoria del pueblo. Llamamos a los revolucionarios coherentes -que no han claudicado ante el llamado pacificador del imperialismo y la reacción- a desenmascarar a los falsos líderes del pueblo que hoy regatean el mecanismo de inserción dentro de la democracia burgués-terrateniente, a asumir la ideología del proletariado: el marxismo. 

El marxismo-leninismo-maoísmo y los aportes de validez universal del presidente Gonzalo iluminan el camino hacia la revolución. Impregnemos de esta teoría revolucionaria cada una de las organizaciones sociales, de las organizaciones gremiales, de las luchas del pueblo. Fundámonos más con las luchas de las masas en las ciudades, pueblos y veredas de nuestro país, así como con los luchadores de otras partes del mundo. Aprendamos de los aciertos y errores de los camaradas en Perú, India, Turquía y Filipinas. Levantemos las banderas de la revolución y pisoteemos las del revisionismo, el imperialismo y la reacción. 

Confiamos en que el pueblo colombiano, templado a través de tantos años de dura lucha, contrapondrá el camino democrático al camino burocrático de la reacción y el revisionismo, y en los años por venir, levantará nuevamente su puño armado para transformar esta sociedad enferma, a través de la Guerra Popular dirigida por su Partido Comunista, que enarbole, defienda, aplique y desarrolle el marxismo -hoy maoísmo- demostrando su vigencia y poder transformador. 

¡Contraponer al camino burocrático de la reacción y el revisionismo que se vale de acuerdos de paz, el camino democrático del pueblo con Guerra Popular! 

¡Desarrollar la protesta popular y las organizaciones independientes y clasistas del pueblo! 

¡Abajo el viejo estado burocrático-terrateniente al servicio del imperialismo! 

¡Mientras las FARC se terminan de pudrir en las entrañas del viejo Estado, el pueblo colombiano continuará en la lucha por reconstituir el partido del proletariado! 

¡Salvo el poder todo es ilusión! 

¡Abajo el revisionismo! ¡Viva el maoísmo! 

¡Proletarios y pueblos del mundo uníos! 


ORGANIZACIÓN MAOÍSTA 
para la reconstitución del 
Partido Comunista de Colombia(OM rpcc)
1ro de Mayo de 2013

Declaración Conjunta con motivo del 1º de Mayo del 2013

¡Proletarios de todos los países, uníos!


¡Ante la crisis general del imperialismo, preparar, iniciar y desarrollar Guerras Populares hasta el comunismo!


Saludamos al proletariado internacional, a los trabajadores explotados y oprimidos del mundo, saludamos las luchas armadas de liberación nacional en Irak, Afganistán, Kurdistán y en la heroica Palestina. Saludamos a las masas populares que se levantan, luchan, combaten y resisten en todo el mundo contra el imperialismo y los regímenes reaccionarios de sus países; aun cuando en muchas de estas luchas se carece de un estado mayor proletario, se generan excelentes condiciones para la inevitable y necesaria forja de ésta dirección.

Todas estas batallas son parte de la hoguera de la lucha de clases, en ellas forjamos el más duro y afilado acero para impulsar la nueva gran ola de la Revolución Proletaria Mundial.

Saludamos de forma especial a las masas revolucionarias que bajo la dirección de Partidos Comunistas marxistas-leninistas-maoístas desarrollan o preparan la Guerra Popular.

Tal como hace 127 años el proletariado no cesa de combatir; superando dificultades inmensas, propias o las impuestas por sus enemigos de clase, no ha arriado jamás su roja bandera. En esas grandes batallas libradas en Chicago en 1886 o en aquellas de París en 1871, ya anidaba la Guerra Popular; así es la lucha de clases y de ella el Presidente Mao nos pidió que no la olvidáramos jamás. Justamente, lucha de clases expresada en Guerra Popular por la conquista del poder por y para la clase y el pueblo; lucha de clases por el triunfo cabal y completo de la Revolución de Nueva Democracia; lucha de clases por el establecimiento de la Dictadura del Proletariado y el Socialismo; lucha de clases expresada en Revoluciones Culturales Proletarias hasta el Comunismo: ¡En Guerra Popular hasta el Comunismo!


Se profundiza la crisis imperialista, las masas se levantan

El sistema imperialista vive una de las mayores crisis de su historia, ésta es parte de su crisis general, crisis de sobreproducción (insoluble bajo el capitalismo) y agudiza todas las contradicciones fundamentales de la época en el mundo: entre burguesía y proletariado, entre distintos países imperialistas, entre naciones oprimidas y el imperialismo, siendo esta última la principal.

Cómo expresión de lo dicho arriba, el imperialismo descarga la crisis en las naciones oprimidas agudizando en ellas las contradicciones entre masas y semi-feudalidad, evolucionando la feudalidad, sus formas, encubriéndolas; profundizando, por otro lado, la condición colonial y semicolonial de éstas, intentando salvar al capitalismo burocrático existente en ellas, aumentando para ello la superexplotación de la clase obrera, apuntando a una mayor concentración de la tierra y la riqueza, empobreciendo a las masas, encareciendo la vida, saqueando sus recursos, corporativizando el movimiento obrero y popular y criminalizando su protesta.

Por otra parte, en los propios países imperialistas, sus respectivos estados adoptan distintas medidas contra el proletariado y demás masas trabajadoras: reduciendo salarios, aumentando la edad de jubilación, recortando derechos y beneficios sociales, disminuyendo el gasto fiscal en salud y educación, acrecentando la carga impositiva, etc.

Finalmente, atacando todas las conquistas de los trabajadores, sean en los mismos países imperialistas o bien en sus colonias y semicolonias, reprimiendo brutalmente las protestas, intentando controlar a las masas desarrollando diversos programas y “políticas compensatorias” instruidas por el propio imperialismo y/o cooptando las dirigencias de las organizaciones obreras y populares. Aplicando formas fascistas y demoliberales de gobierno; desenvolviendo por último cretinismo parlamentario pretendiendo encubrir con ello la creciente tendencia hacia la reaccionarización y militarización de la sociedad.

Expresión de lo anterior son los desesperados esfuerzos del imperialismo -particularmente del imperialismo yanqui- para salir de su crisis, lanzándose para ello, hacia un nuevo reparto del mundo, interviniendo cada vez de manera más directa en las naciones oprimidas, a través de sus guerras de rapiña, haciendo todo tipo de maniobras para derribar gobiernos que ya no les sean útiles, manteniendo los que les resulten funcionales, azuzando masas contra masas, provocando disturbios, organizando mesnadas y mercenarios a su servicio.

Esta crisis se viene profundizando y la perspectiva de que países imperialistas como Alemania entren en recesión o que el imperialismo Chino haga lo propio tras la tendencia hacia la desaceleración de su economía no hacen otra cosa que convertir en una vana fantasía las proyecciones de recuperación; incluso la situación se viene agravando en Rusia, Japón y en los mismos USA (las entrañas de la bestia). Las propias proyecciones de crecimiento mundial del FMI y el Banco Mundial al respecto, han debido corregirse a la baja, evidenciando pesimismo y desazón en las filas enemigas. Toda esta situación aumenta la presión por un nuevo reparto del mundo en medio de la colusión y pugna interimperialistas. La situación en el Magreb o en el levante del Mediterráneo (Siria y otros) o África muestran la creciente agresión del imperialismo francés, inglés o alemán. En el Mar de China y el Pacífico occidental (Corea del Norte) el imperialismo japonés se rearma aceleradamente y busca ganar posiciones en colusión y pugna con el imperialismo yanqui para enfrentar a Rusia y China.

Los diferentes cambios que se han producido en la situación internacional no solo no han modificado las contradicciones fundamentales del mundo contemporáneo sino que también no han alterado el carácter de superpotencia hegemónica única que detenta el imperialismo yanqui.

Ante esta agudización de las contradicciones fundamentales, como una forma de responder a las medidas anti populares que se les quieren imponer o se les han impuesto, las masas, repitiendo y voceando la consigna “la rebelión se justifica”, han respondido por todo el mundo con grandes levantamientos que sacuden el viejo orden; es así como las masas populares, hacedoras de la historia, derriban regímenes lacayos del imperialismo, al mismo tiempo que amplían las luchas de liberación nacional en Irak, Afganistán, Manipur, Kurdistán y Palestina.

Las propias metrópolis de las potencias imperialistas en el viejo mundo son azotadas por grandes olas de luchas obreras y se van esparciendo por toda Europa. En China fascista, recientes movimientos de protesta nos señalan una formidable masa de trabajadores concentrados que representan un potencial de magnitud sin igual, que viene encabezando estas luchas, creando posibilidades de imprevisibles tormentas para todo el orden social-imperialista.

Toda la crisis del imperialismo no puede hacer más que agudizar la contradicción entre revolución y contrarrevolución en todos los planos. Además de su combate a la revolución, el imperialismo tiene en el terreno ideológico un componente fundamental de su ofensiva contrarrevolucionaria, creando formas de confundir, levantando cortinas de humo o propiciando la capitulación. Esto porque aprendieron en su experiencia de combate a la revolución, que es precisamente en el terreno ideológico que reside el punto crucial para hacer avanzar o retroceder la revolución en cada país.

El Presidente Mao Tsetung ha señalado que América Latina es una de las zonas de tempestades revolucionarias. Esto ha quedado demostrado a sangre con las innumerables y combativas luchas desarrolladas por las masas en el campo y la ciudad; en particular, la Guerra Popular en Perú ha sido una de estas tormentas que han sacudido hasta su base el dominio imperialista en la región.

Los distintos gobiernos lacayos de turno en América Latina están aplicando en lo fundamental las tareas contrarrevolucionarias que el imperialismo les ha impuesto, con ello se busca descargar la propia crisis imperialista sobre los pueblos latinoamericanos, impulsar el desfalleciente capitalismo burocrático en ellos, profundizar la condición semicolonial y semifeudal de estos, a través de la aplicación de políticas reaccionarias en toda línea combinada o no con falsos discursos antiimperialista y pseudorevolucionarios. En relación a los gobiernos social fascistas de Morales, Correa y Maduro-Chávez, ante la combatividad de las masas han reestructurado recientemente sus viejos estados e impulsado la corporativización de la sociedad.

Con los gobiernos de Dilma-Lula más que nunca el Estado brasileño se ha desarrollado como punta de lanza del imperialismo yanqui en la región, económico, político y militar, así lo evidencia la ocupación militar de Haití, con el reaccionario y genocida ejército brasileño a la cabeza de la UNASUR.

Vista la situación en su conjunto, Latinoamérica no ha dejado de ser el patio trasero del imperialismo yanqui, esto significa, entre otros aspectos, que sigue siendo un importante punto de apoyo para sus ofensivas contra otros pueblos.


El proletariado necesita la Internacional Comunista

La crisis imperialista, las oleadas de levantamientos, luchas de liberación nacional y guerras populares han repercutido enorme y favorablemente en el Movimiento Comunista Internacional (MCI). Sin embargo, ante la imposibilidad de derrotar ideológica, política y militarmente las guerras populares, levantamientos armados y luchas de masas revolucionarias, la burguesía ha tenido que etiquetarse cómo “marxista-leninista-maoísta” para poder infiltrarse en los partidos comunistas y así poder sofrenar sus luchas, desviarlas a la capitulación, acuerdos de paz o espurias negociaciones. Fenómenos como éstos no son nuevos y ya los hemos presenciado en el pasado en algunos partidos comunistas, ejemplo de ello se dieron después de la II Guerra Mundial o más contemporáneamente en Nepal con la traición del prachandismo a la Guerra Popular y la Revolución de Nueva Democracia.

En particular, Avakian (representante de la burguesía en las filas proletarias) y su revisionismo (expresado en la “Nueva Síntesis”), llevó al total y completo desenrumbamiento y liquidación de su partido, el Partido Comunista Revolucionario de USA.

El revisionismo de Avakian niega entre otros aspectos, el socialismo científico, niega la misión histórica del proletariado, niega la lucha de clases y la guerra popular como única forma de establecer, desarrollar y defender el nuevo poder y la dictadura del proletariado; en filosofía, niega la teoría marxista del conocimiento y el materialismo dialéctico e histórico. A cambio, el avakianismo ofrece vieja y podrida ideología burguesa expresada en su cacareada “nueva síntesis” haciéndose eco, con ello, del lloriqueo de la intelectualidad burguesa respecto al “determinismo económico” del marxismo; afirmando que la verdad no tiene carácter de clase; defendiendo un “núcleo sólido” para encubrir su cretinismo parlamentario; etc. A final de cuentas niega la ideología científica del proletariado: el marxismo-leninismo-maoísmo.

No podemos olvidar que este Señor no ha estado solo, asaltando el CoMRI, creó su propio séquito con el cual pretendió imponer y difundir sus negros vómitos. Frustrado en sus afanes hegemonistas, con su línea general derrotada en la lucha de dos líneas en el seno del Movimiento Revolucionario Internacionalista y con sus concepciones en bancarrota, no acató siquiera, los acuerdos y pasó con “dedicación de artista” y coludido con Prachanda (“el feroz de papel”) a consagrarse a la liquidación del MRI contando para ello con avanzadas en distintos países. Esto es más importante aún si consideramos que la imposición en el MRI del maoísmo como nueva, tercera y superior etapa del marxismo en 1993 -aporte del Partido Comunista del Perú y del Presidente Gonzalo a la ideología del proletariado y al MCI-, es una victoria contundente para la clase ante la porfiada negación de esta cuestión ideológica fundamental por parte de Avakian y el PCR-USA, entre otros. Cuestión similar se vivió el 2000 en la reunión ampliada del MRI y la “Declaración del Milenio” en la cual se impuso la vigencia universal de la Guerra Popular.

Ante esta situación consideramos erróneo simplificar el problema de los recodos, reveses o capitulaciones como atribuibles a la existencia de un pensamiento guía, esto es no entender la dinámica ideológica, la repercusión de la lucha de clases en el interior de los partidos y sus direcciones, o sea la lucha de dos líneas y el estrecho vínculo del partido con las masas. Al contrario, sin pensamiento guía, es imposible el triunfo de la revolución y el paso de esta a etapas más altas, tal como quedó demostrado con la Revolución de Octubre y la Revolución China y el papel de Lenin, Stalin y el Presidente Mao Tsetung en ellas.
En el fuego de la lucha de clases más aguda el pensamiento guía es el crisol donde se funde la ideología, el programa y línea política general de la revolución en determinado país. Ejemplo de ello es el pensamiento Gonzalo, esto es la aplicación del marxismo-leninismo-maoísmo a las condiciones de la realidad del Perú, logrando con ello contribuir al MCI con la sistematización y síntesis del maoísmo como nueva, tercera y superior etapa del marxismo, incluyendo en esto aportes de validez universal hechos por Presidente Gonzalo a la ideología científica del proletariado.

La Guerra Popular en el Perú ha sido y es un blanco clave de la ofensiva contrarrevolucionaria mundial encabezada por el imperialismo yanqui, esta ofensiva ha provocado serios reveses, creando condiciones para el desarrollo de líneas oportunistas de derecha, revisionistas y capitulacionistas en dicho país. Ninguna revolución ha avanzado de un solo golpe o por un camino rectilíneo, la historia de las revoluciones enseña que no son pocos los reveses, derrotas parciales y nuevos avances. De ello nos habla la revolución rusa y china, como parte de la experiencia de la Revolución Proletaria Mundial.

La revolución es la tendencia histórica y política principal, Perú no es una excepción a esto y estamos convencidos que el proletariado del Perú bajo la dirección del Partido Comunista del Perú y con el apoyo del Movimiento Comunista Internacional, superará todas las dificultades, pues su fortaleza está en su sólida vinculación con las masas gracias a que cuenta y puede aplicar su Base de Unidad Partidaria: ideología marxista-leninista-maoísta pensamiento Gonzalo, programa y línea política general, establecidos, comprobados y desarrollados en más de 30 años de Guerra Popular.

La experiencia histórica ha comprobado lo dicho por Lenin de que pretender combatir al imperialismo y la reacción separadamente del combate del revisionismo y el oportunismo no pasa de ser pura fraseología. Ni la revolución rusa ni la revolución china han podido triunfar contra sus enemigos de clase sin antes aplastar al revisionismo y al oportunismo; igualmente, durante el socialismo la lucha contra el revisionismo no se detiene so riesgo de que éste triunfe y restaure el capitalismo.

El revisionismo es el peligro principal para la Revolución Proletaria, esto queda de manifiesto no solo en la conclusión de los acuerdos de paz, sino también cuando al otorgarle carácter meramente táctico a la lucha armada, se le utiliza para presionar por reformas al viejo Estado. La Guerra Popular tiene carácter universal, es el único camino para la emancipación de la clase y el pueblo, la única vía para conquistar y defender su Poder.


Las tareas revolucionarias del proletariado

En el contexto actual de lucha de clases a nivel mundial nuestro deber revolucionario es asumir las tareas que la situación demanda:
  • Imponer el maoísmo como mando y guía del MCI para impulsar la nueva gran ola de la revolución proletaria mundial, todo esto en lucha contra toda variante de revisionismo y oportunismo, sirviendo a la urgente tarea de construir la Internacional Comunista.
  • Constituir o reconstituir partidos comunistas maoístas militarizados para desencadenar Guerra Popular, en los países dominados por el imperialismo hacer la Revolución de Nueva Democracia avanzando ininterrumpidamente al socialismo, y en los países imperialistas para hacer la revolución socialista, y en todos a través de sucesivas Revoluciones Culturales alcanzar el dorado comunismo, nuestra meta irrenunciable. Ello implica construir las herramientas fundamentales de la revolución, Partido Comunista, Ejército Popular y Frente Único de las clases revolucionarias, bajo la dirección omnímoda del Partido Comunista.
  • Luchar por una conferencia internacional maoísta unificada, con el objetivo de combatir la dispersión y profundizar la lucha de dos líneas de forma más organizada posible que nos lleve a alcanzar una mayor unidad ideológica y política, bajo los principios del MLM en medio de la lucha sin cuartel contra el revisionismo y todo oportunismo. Una conferencia internacional para establecer niveles de coordinación entre diferentes partidos, organizaciones e iniciativas maoístas que estén en GP o preparándola
  • Impulsar campañas conjuntas:
    • De apoyo a las guerras populares en curso, que además de ser un deber internacionalista, son una forma de indicar a las masas de nuestros propios países y del mundo, único camino a seguir una lucha revolucionaria para su emancipación, a Guerra Popular.
    • Por la libertad de los presos políticos y prisioneros de guerra del mundo.



¡Viva el Primero de Mayo clasista, combativo y revolucionario!
¡Viva el marxismo-leninismo-maoísmo!
¡Viva la Nueva Ola de la Revolución Proletaria Mundial!
¡Muerte al imperialismo, a la reacción y al revisionismo!
¡Abajo la guerra imperialista y viva la Guerra Popular!
¡Salvo el poder, todo es ilusión!


1º de Mayo de 2013
Partido Comunista de Brasil – Fracción Roja
Fracción Roja del Partido Comunista de Chile