martes, 20 de julio de 2010

Volante sobre el Bicentenario:


 En el bicentenario de la "independencia" la llama de la lucha sigue encendida500 años de dominación 500 años de RESISTENCIA.


  En libros, instituciones educativas, programas de televisión e historias que nos han contado, se ha resaltado el papel de unos cuantos proceres como los forjadores de la patria; pero nuestra historia es más que la historia de unos cuantos, nuestra historia es la herencia de generaciones tras generaciones, millones y millones que han sembrado con su laboriosidad y lucha el terreno sobre el cual estamos parados, han abierto la trocha que debemos seguir recorriendo para alcanzar las más altas cumbres, para proseguir hacia una nación que realmente se autodetermine, una sociedad que sea disfrutada por los hijos de los que realmente han protagonizado estos largos siglos.

Hace ya más de quinientos años, la conquista de los españoles a estas tierras no fue un hecho apacible como lo cuentan los relatos oficiales promocionados por el viejo Estado (en sus palabras un "encuentro de culturas"). En un primer capítulo, España se impuso para saquear las riquezas de nuestros suelos y las energías de millones de indígenas. Al mismo tiempo se abría un primer capítulo de lucha, que hoy es deformado haciendo ver a los indígenas como "salvajes", por el hecho de que prefirieron regar el suelo con su sangre, antes que ser esclavizados y despojados. Tan brutal fue el exterminio que más adelante se vieron los colonizadores sin mano de obra para explotar el oro y así resolvieron traer como esclavos a negros africanos: ¡He aquí la llamada "madre patria"!

La dominación de España se extendió por varios siglos en los que las masas oprimidas nunca bajaron su cabeza, por su parte los defensores de la corona arrebataron las tierras y se las repartieron, impusieron el feudalismo para desangrar al pueblo, utilizaron a los negros como esclavos y arrancaron las riquezas de las masas con sus tributos. Pero nunca pudieron arrancar su anhelo por una mejor condición. Al contrario, con la opresión y explotación cocinaban el fervor que arreciaba su lucha: los negros escapaban de su esclavitud (llamados "cimarrones"), eran múltiples las rebeliones negras que gritaban libertad desde sus comunidades emancipadas (palenques), y a pesar de que estas luchas aún eran dispersas y casi solo defensivas, hicieron palpable la fragilidad del poder virreinal, que por su carácter reaccionario no podía contener las fuerzas nacientes de nuestro pueblo. Los indígenas y demás campesinos comenzaron desde entonces la lucha por su reivindicación fundamental: ¡tierra para quien la trabaja!, tierra que les fuearrebatada y regada con la sangre de su ascendencia, tierra que sigue siendo anhelo de los pobres del campo.

Sobre la base de estas experiencias y las gravísimas condiciones, tributos y miseria a que eran sometidos, se agruparon "oprimidos contra opresores". Fue el pueblo trabajador el primero que impulsó, para finales del S.XVIII (1781), uno de los más significativos movimientos de nuestra historia por su resuelta lucha contra la dominación española, así como por su radicalidad y profundo arraigo popular: la rebelión de los comuneros, levantamiento popular que siguió el ejemplo de la aguerrida resistencia del pueblo peruano y su líder inca Tupac Amaru, que a pesar de sus limitaciones políticas, logró hacertemblar el orden colonial.

El pueblo le encomendó la dirección de la rebelión comunera a la aristocracia criolla, pero ésta realmente tenía más en común con las autoridades reales, por lo que este levantamiento culminó en traición y la ejecución de los más resueltoslíderes comuneros.

En la Nueva Granada (lo que hoy sería Colombia, Panamá, Ecuador y Venezuela), la agobiante domi­nación española agrupó en la lucha de los comuneros a indígenas, campesinos, esclavos, artesanos, pequeños y medianos comer­ciantes y hasta a la aristocracia criolla (hijos de españoles nacidos en América), formada por grandes
comerciantes y terratenientes constreñidos por la corona española. A esta aristocracia el pueblo le encomendó la dirección de su gesta, pero a pesar de que ella compartía algunas de las reivindicaciones con la mayoría explotada, realmente tenía más en común con las autoridades reales, por lo que este levantamiento que partió de las entrañas del actual departamento de Santander, culminó en traición al pueblo y en la ejecución de los más resueltos líderes comuneros.

En esta gran lucha que movilizó a decenas de miles de campesinos, indígenas, esclavos y artesanos, se destacó José Antonio Galán. Nacido en el seno de una familia campesina, se diferenció de los falsos dirigentes criollos por su identidad con el pueblo; por donde pasaba su ejército comunero se repartían tierras, se liberaban esclavos; nunca entregó la causa comunera, combatió hasta su muerte contra las tropas de la corona, por lo que su heroicidad y rebeldía permanece viva en las luchas del pueblo.

De ninguna manera la traición a los comuneros significó una derrota definitiva, el pueblo ganó experiencia en la lucha, se hizo más consciente de su capacidad y de la necesidad de la unidad de todo el pueblo en la lucha contra el yugo colonial.

El desarrollo nacional estaba entrabado por la dominación española que nos reducía a colonia y ligado a esto, el atraso feudal que imponía miseria y hambre, que mantenía la tierra como el privilegio y poder de unos cuantos españoles y la servidumbre y miseria como condición de las mayorías. Las masas elevaron su lucha a la guerra de independencia, ésta devino del mismo hilo conductor: la rebeldía histórica de las masas por una nación democrática, próspera y soberana. No fue de ningún modo producto de un grito espontáneo por un florero como lo han hecho ver por mucho tiempo las clases reaccionarias para negar el fondo del problema. Los problemas fundamentales por los que las masas luchaban en ese entonces son en esencia los mismos por los que luchamos hoy; es claro que la gran burguesía y los terratenientes de hoy no quieren que veamos la raíz de los problemas actuales, ni mucho menos que sigamos este ejemplo de lucha.

Dirigida por criollos, esta guerra tuvo un doble carácter. Los criollos, si bien tenían cierto poder económico, eran también constreñidos por la corona española -ésta monopolizaba el comercio, limitaba la producción, exprimía con sus impuestos- pero siendo al mismo tiempo comer­ciantes ligados al mercado extran­jero y privilegiados terratenientes no podían representar los intereses de los más oprimidos y en su mayoría soñaban con "independizarse" de España para ocupar su lugar. Por otra parte, la guerra contra la dominación española, que tomó nueve largos años de nuestra historia, mostró cómo al pueblo nada le ha caído del cielo. Sus conquistas han sido fruto de su esfuerzo y lucha, de su capacidad para transformar la faz de la tierra con su violencia revolucionaria.
 
La independencia no fue de ningún modo producto de un grito espontáneo por un florero, como nos lo han querido hacer creer. Los anhelos del pueblo que desencadenaron la lucha por la independencia son en esencia los mismos de hoy: una nación democrática, próspera y soberana.!

 
Esta guerra tuvo el mérito de aplastar el dominio español, pero, aunque se fueron conquistando nuevas libertades y derechos, no destruyó completamente la estructura económica que España impuso. A pesar de que ahora había un gobierno de origen criollo, no dejamos de ser dominados por una potencia extranjera. Inglaterra -que no con otro interés había apoyado con dinero, tropa y armas la guerra de independencia- tomó control del comercio, aplastando con sus mercancías la producción nacional, promoviendo ciertos "desarrollos" como ferrocarriles, vías terrestres y fluviales, etc., pero no en función del desarrollo nacional sino de vender sus mercancías y de la extracción de las riquezas del país recién formado. Se mantuvo la esclavitud durante décadas, las masas no obtuvieron la tierra que les habían arrebatado los españoles (pasó de unos terratenientes a otros), la servidumbre, el atraso, la miseria, el hambre, seguían siendo características de nuestro país.

En pocas palabras, la introducción de modos capitalistas por los ingleses en connivencia con la aristocracia criolla, entremezcló formas feudales y capitalistas pero sin eliminar la raigambre feudal de nuestra economía. Pasamos entonces de ser una colonia de España a ser una semicolonia -con dominio principalmente inglés en ese entonces-y de serfeudales a ser semifeudales. Esta naciente república fue la semilla del actual Estado reaccionario, dictadura de grandes burgueses y terratenientes al servicio del imperialismo, que claramente hoy tienen más en común con las clases dominantes españolas que con el pueblo colombiano: sólo veamos el cinismo del nuevo gobierno al recibir para su posesión ¡al "príncipe de Asturias" en plena celebración del bicentenario! o el patrocinio del banco español BBVA en los sombreros del concierto del 20 de Julio en Bogotá!

Con la aparición del proletariado, se abrió un nuevo camino para el pueblo: la Revolución de Nueva Democracia,rumboal Socialismo y el Comunismo.

La guerra de independencia, así como no acabó con la explotación y opresión, tampoco lo hizo con la fuerza combativa de las masas, especialmente campesinas. Éstas siguieron combatiendo por su bienestar y reivindicaciones durante todo el Siglo XIX, pero buena parte de su energía, de su heroicidad y su sangre fueron usadas por los grandes comerciantes y terratenientes para darle cuerpo a las contradicciones entre sus facciones, que en colusión y pugna manipularon al pueblo en sucesivas guerras civiles.

A nivel internacional el capitalismo se convirtió en imperialismo. Estados Unidos desplazó a Inglaterra y ya no simplemente traía mercancías, sino que invertía capital. A finales del siglo XIX y principios del XX invirtió en industria desarrollando el Capitalismo Burocrático, es decir, creando relaciones capitalistas al impulsar cierto desarrollo de la industria y el comercio, pero limitándolo de acuerdo a la necesidad y el parecer de su economía para sacar riquezas y exprimir más mano de obra, una vez más sin acabar la semifeudalidad que dejó Inglaterra, lo cual golpeó más profundamente la producción nacional. No obstante, a la par que el imperialismo penetraba más nuestra economía, hacía nacer a su sepulturero, la clase más avanzada capaz de dirigir al campesinado huérfano hasta entonces de dirección: el proletariado.

Con la aparición en nuestro país del proletariado industrial moderno a comienzos del siglo pasado, cambió completamente la fisonomía de las luchas populares. Intelectuales del pueblo, líderes obreros, campesinos, artesanos, etc. acogieron ideas marxistas y decidieron seguir el ejemplo de la Revolución Rusa, que abrió la nueva era de la revolución proletaria mundial. La llama revolucionaria del marxismo prendió fuego en el movimiento obrero, impulsando y dirigiendo grandes huelgas que remecieron todo el país; el proletariado tuvo sus primeras victorias y derrotas en su lucha reivindicativa y el Estado reaccionario respondió cada vez más con genocidio (bananeras y petroleras), pero el bautizo de sangre de la clase obrera no ahogó la lucha.

La sangre derramada, jamás olvidada, templó al pueblo, que por primera vez emprende la tarea de construir una organización revolucionaria, una que luche por sus propios intereses. Organizaciones proletarias y populares de todo el país consiguen conformar en 1925 el Partido Socialista Revolucionario (PSR), estrechamente arraigado entre las masas obreras y con fuertes lazos con el campesinado y la pequeña burguesía, con quienes además de luchar por sus reivindicaciones básicas lleva adelante el primer intento de insurrección en la historia de nuestro país. Adoleciendo de experiencia, siendo aún espontáneos y cometiendo numerosos errores políticos (de los cuales el principal era la incomprensión respecto al camino que debía seguir la revolución en nuestro país), este intento de insurrección resultó fallido, pero señala ya en los orígenes del proletariado el camino de la violencia revolucionaria para poder trans­formar el orden injusto y desarrollar unanaciónindependientey democrática.

  Del PSR nacería el Partido Comunista Colombiano (PCC) en 1930, que no obstante surgiera bajo el influjo de la Internacional Comunista, rápidamente degeneró ideológica y políticamente, poniéndose de manera oportunista a la cola de las clases dominantes, pactando con el partido liberal y sirviendo de apaga fuego a las luchas populares. La lucha de las masas por sus reivindicaciones continuó, vendrían nuevas huelgas obreras y campesinas y el surgimiento de la resistencia armadacampesina en varias regiones del país, que el PCC limitó a la defensiva, a la toma de tierras sin romper el viejo orden. A lo largo de las décadas del 60 y 70 se va configurando el movimiento estudiantil y profesoral a escala nacional, y la protesta urbana gana cada vez más importancia en la lucha de clases.


 
Gracias a la repercusión de la revolución cubana y especialmente a la gran influencia de la Revolución China y su beligerante lucha internacional contra la línea revisionista que se hizo a la dirección de la URSS luego de la muerte de Stalin, del seno del viejo PCC nacería en 1964 el Partido Comunista de Colombia marxista-leninista (PCC-ml), que inició la lucha armada en el campo, cuya más alta expresión serían las juntas patrióticas creadas en varias zonas de país. Otras organizaciones insurgentes en Colombia y América Latina tomarían también el camino de la lucha armada, sin embargo la falta de dirección proletaria definida, de guiarse y servir enteramente a los intereses del pueblo trabajador y no a una u otra facción de las clases dominantes, ha llevado a que el ímpetu revolucionario de las masas y especialmente del campesinado haya sido arrastrado hacia el reformismo y el revisionismo, como fue el caso del EPL y es el caso hoy de las FARC y el ELN. El balance del proceso del proletariado, de su organización partidaria y de la rica historia de la lucha de las masas colombianas es una tarea perentoria de los comunistas en nuestro país.

Las tareas que la historia y las masas hoy nos demandan: Mirando hacia atrás, podemos extraer dos grandes lecciones: lasmasas siempre han luchado, siempre han estado dispuestas a aplicar la violencia revolucionaría y dar sus vidas por una nueva sociedad, pero lo que ha faltado es una dirección capaz de sintetizar los anhelos de cambio del pueblo y guiar correctamente ese gigantesco torrente de rebeldía.

 Es indispensable aprender de esta larga tradición de lucha y avanzar retomando las síntesis, experiencias y avances dados por los marxistas consecuentes de nuestro país, y sobre esta base construir la organización revolucionaria que dirija al pueblo hacia la conquista de nuestra tierra, riqueza, soberanía y su principal reivindicación: el poder.
 
La historia nos demanda un grandioso salto: retomar esta larga tradición de lucha avanzando por el camino abierto por los comunistas y revolucionarios en el mundo y en Colombia durante casi un siglo, para reconstituir el Partido Comunista partiendo de las síntesis, experiencias y avances dados por los marxistas consecuentes de nuestro país, y sobre esta base construir la organización revolucionaria que dirija al pueblo hacia la conquista de nuestra tierra, riqueza, soberanía y su principal reivindicación: el poder.
Hoy las clases dominantes dueñas del Estado -grandes burgueses y terratenientes-quieren hacer ver la guerra de independencia como su propio fruto; difunden ridiculas y mentirosas propagandas donde ponen al lado del campesinado patriota a los genocidas de las fuerzas armadas protagonistas de los "falsos positivos", queriendo pintarlos como héroes e impulsores de la libertad. La realidad es otra muy distinta: la independencia de España la conseguimos gracias al sudor y sangre del pueblo, pero eso sí, no podemos olvidarlo, el mantenimiento del atraso y dominio extranjero hasta hoy se lo debemos a las clases dominantes.

Hoy las clases dominantes dueñas del Estado -grandes burgueses y terratenientes-quieren hacer ver la guerra de independencia como su propio fruto; difunden ridiculas y mentirosas propagandas donde ponen al lado del campesinado patriota a los genocidas de las fuerzas armadas protagonistas de los "falsos positivos", queriendo pintarlos como héroes e impulsores de la libertad. La realidad es otra muy distinta: la independencia de España la conseguimos gracias al sudor y sangre del pueblo, pero eso sí, no podemos olvidarlo, el mantenimiento del atraso y dominio extranjero hasta hoy se lo debemos a las clases dominantes.

Lo que ellos celebran como Bicentario es haber quitado a los opresores españoles el Estado, el poder para explotar al pueblo y entregárselo a los terratenientes y grandes comer­ciantes "criollos" hoy arrodillados al imperialismo, principalmente yanqui. Para nuestra nación en formaciónpara el pueblo trabajador: campesinos pobres, obreros, desempleados, vendedores ambulantes, etc., para esta mayoría que ha construido el país y que sufre en carne propia la miseria y la explotación, la independencia fue inconclusa.

Nuestra historia enseña al pueblo que para dar a luz una República democrática y soberana no habrá otro modo que a través de la violencia revolucionaria, como fue necesario para expulsar a España, pues este Estado reaccionario se sostiene principalmente con la fuerza de las armas y aunque hace 200 años se conformó gracias a la lucha armada del pueblo, tal como lo hizo ayer la corona española, hoy quiere condenar el uso de la violencia revolucionaria a manos del pueblo y seesfuerza por todos los medios para hacerla ver como si fuera injusta. Pero ¿podemos creer entonces que han sido injustas todas estas luchas que han dado los más pobres por una mejor vida? ¿acaso fueron injustas las luchas violentas que dieron gesta a nuestra independencia de España? ¿y las que damos hoy por democracia y autodeterminación?

Hay que concluir la independencia, culminar la formación de la nación, las masas han hecho la historia de Colombia, pero los frutos los han recogido otros, ahora el pueblo esta preparando su dirección propia, ya no derramará su sangre en vano, el proletariado avanza hacia la reconstitución de su Partido, obreros y campesinos al frente de la lucha para que los explotadores no arrebaten nuestros triunfos, para que haya democracia, repartición de tierras, desarrollo de la industria y el agro nacional, soberanía y creciente prosperidad, para que nos encaminemos a hacer colectiva tanto la producción como la riqueza y sirvamos a nuestros pueblos hermanos como base de apoyo para el advenimiento de una sociedad comunista en el mundo entero.

¡Viva el heroico pueblo colombiano y su inclaudicable lucha por la libertad!

¡Por tierra, soberanía y democracia... ...desarrollar la  protesta popular!

¡Reconstituir el Partido Comunista de Colombia militarizado para iniciar lo antes posible la GuerraPopular!